El “Centro de Poesía Visual”, es un centro de documentación del experimentalismo poético contemporáneo, ubicado en la localidad de Peñarroya-Pueblonuevo desde octubre de 2005.

Es un Centro de carácter público, que depende de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo, y que cuenta con la colaboración de la Diputación Provincial de Córdoba. Es centro referente de esta forma de arte contemporáneo y también una propuesta cultural dentro y fuera de España.

Como centro de documentación y estudio dispone de bibliografía especializada y documentos originales, así como una muestra amplia de revistas experimentales y revistas-objeto. Así mismo dispone de una sala de exposiciones con poemas visuales y poemas objetos internacionales. Como lugar de consulta dispone de un amplio archivo de autores y estilos.

Como centro de documentación vivo es productor de diferentes publicaciones que ven la luz diariamente en su “Revista electrónica de Poesía Visual” o trimestralmente con la revista “eiffel Terrible y cuatrimestralmente con la revista ensamblada “Grisú”, entre otras.

lunes, 13 de mayo de 2013

Exposición de Juan Rosco en el IES AVERROES de Córdoba



El mundo tiene sentido para nosotros los humanos si llegamos a él para ser personas, en el sentido etimológico del término “per sonare” es decir para sonar, para ser nosotros mismos y hacer en él nuestra aportación. Hoy, desgraciadamente corren vientos desfavorables para conseguirlo. Cada día el ciudadano se ve más expulsado de sus capacidades de decir y hacer, de ser partícipe en la construcción del mundo. Sólo los “triunfadores”, perverso concepto aquilatado dentro de las fronteras del imperio, tienen algo que decir; los demás son tenidos como masa prescindible. Esta convicción neodarwinista elaborada en las entrañas del neoliberalismo nos reduce a masa silenciosa, sólo “escuchada” en los comicios electorales o por su condición de consumidora, pero sin cara, sin individualidad, como rebaño.
Hoy, para “sonar”, para ser, tienes que hablar, que hacerte oír, y no de cualquier forma sino adecuándote a las formas en que escucha el mundo. Tenemos la suerte de que la sociedad no tiene tiempo para leer, para informarse, la sociedad “escucha” imágenes y a través de ellas será posible ir soplando el fino polvo que acabe desgastando la maquinaria infernal de la deshumanización. Al fin y al cabo nosotros somos solventes en el manejo de las imágenes y enseñar a los demás nuestro oficio es hacerlos personas, porque serán el altavoz que permita que sus ideas sean oídas, y por la capacidad de seducción de la imagen, escuchadas.
El arte puede ser el gran liberador, el redentor del individuo, el único consuelo y la única esperanza que le queda al hombre; por ello no puede ser un arte complaciente en sintonía con el poder, sea este fáctico o no, sino un arte comprometido, portador de pensamiento crítico y capacidad de cambio.
Desde estos presupuestos comienza a tener importancia no tanto la perfección técnica de la obra, que también, si no la brillantez conceptual de la misma. Somos ladrones que nos hemos adueñado de esas otras vidas que tienen los objetos más allá de su uso funcional. Somos predicadores de la desobediencia incitando a que se rebelen contra su función, contra la subordinación al papel para el que fueron creados, tanto cuando están solos y descontextualizados como cuando son deformados, o se asocian a otros y cambian, muriendo para la función y naciendo para la significación, porque las cosas no son lo que son sino lo que significan, como aproximaba Barthes.
Juan Rosco

Física y Química de la amistad
Tengo la inmensa fortuna de tener un amigo que se llama Juan Rosco. Profesor de Ciencias Sociales, arqueólogo apasionado, ex jefazo político en un gobierno autonó-mico que se bajó en marcha del coche oficial cuando comprendió que no servía para reírle las gracias al jefe de la monada… y volvió, otra vez a pie, día tras día a su escuela, con su sueldo escueto y la dignidad sin mella. Alguna vez he pensado que podría ganarse la vida yendo de feria en feria, como la mujer barbuda,  exhibiéndose en actitud hierática sobre una peana con un letrero que dijera: PASEN Y VEAN, UN EXPOLÍTICO QUE DIMITIÓ POR HONESTIDAD Y COHERENCIA DEMOCRÁTICAS…
Como poeta visual es un alquimista de la palabra y de la imagen que ha sido capaz de darme la única lección de química que he entendido en mi vida: “Me gusta comparar la poesía visual y, más concretamente, el poema objeto con una reacción química, pues en ella los compuestos no se suman ni se mezclan, sino que se combinan, dando con ello lugar a sustancias nuevas con propiedades físicas y químicas diferentes. Los objetos se comportan de manera análoga, ya que cuando los asociamos no se mezclan sino que se combinan, dando lugar a significaciones nuevas, diferentes de
las funciones para la que fueron creados…”
Yo suelo usar esa explicación con la única fórmula que conozco, la del agua. Pero, en el caso de Juan Rosco
                                                          H2 + O = Au
oro conceptual de 21 kilates con el que, a partir de una aguda intervención de orfebrería intelectual, consigue formulaciones increíbles del tipo
                                       rosario + garbanzos = posguerra
El primer fogonazo que se produce en nuestro cerebro cuando contemplamos cualquiera de sus obras es el de la sorpresa –imprescindible para mí en poesía visual-; el segundo, el de la cómplice aquiescencia con el mensaje que nos enuncia; el tercero, el de gratitud, por elevar a pensamiento excelso la más mísera materia.
Lo considero el poeta visual más machadiano de todos. El virtuoso de la difícil sencillez que transmite sentimientos, emociones, ideas profundas desprovistas de retóricas huecas. Su obra llega al corazón porque es sincera, y mueve el  intelecto porque es comprometida con el ser humano y con la sociedad en la que vive. ¿Qué más puede pedirse a un artista?
Por todo lo que me has enseñado, por acercar tu poesía hasta nosotros aquí a Córdoba, gracias, amigo.
Antonio Monterroso