Sí, en el Libro del Infinito (1993) sólo está impreso el título, en seco, negro sobre negro, en el lomo del libro. Los 64 números de las páginas en tipografía Bodoni son el único texto del volumen.
El gran agujero, la no-página o el espacio vacío de este libro me llevaron hasta la Nada perforada, desmaterializada, escrita a través del hueco de luz y aire, Nada (variaciones) poema pneumático, que atraviesa el acero atravesado por el chorro de agua. El acero que, siguiendo la escritura ecoica, es cero: acero•cero•o, el infinito siempre.
Eres un poeta matemático, la cifra, asombrosamente, descifra tus poemas…
Obviamente, cantar es contar. La métrica es puro ritmo, número, con todo propongo nuevos paradigmas poéticos más allá de la métrica de manual de métrica. Penetrar en el misterio a través de la “geo•métrica” (Geometría del éxtasis) de lo invisible•visible, es clave.
Tu escritura, entonces, es metamétrica, esencialmente alfanumérica.
Todos mis poemas, que con mi voz anulada no son míos, están cifrados y contienen imágenes orgánicas, fractálicas.
En tus poe+ –que escribes con el signo +, que además de adverbio de cantidad y signo matemático de la suma registra el colosal simbolismo de la cruz– aparecen los números como signos mayores del propio poema.
Los 32 Caminos de la Sabiduría de la Cábala: 22 letras más 10 números nombran la totalidad; se pueden ver las 32 líneas de las Columnas de Tiempo del Edificio de las Cariátides, semejantes a las 32 piezas del ajedrez.
En Génesis (1987), otra obra radical, no empleas ninguna letra o palabra, todo el poema está compuesto con signos matemáticos.
Sí, obra de imágenes•genes•enes•es sin palabras. Obra producida por importantes hombres de la cultura: Basilio Baltasar, Javier Ruiz, Aurelio Torrente y Germán Gullón, quien se pasmó al recibir sus ejemplares.
Tu Columna del Tránsito, dentro de las Cinco Columnas de Tiempo es un poema sinfín donde reverbera MORIR•VIVIR: IR•IR•IR en eterno y grácil bucle, como diría Douglas Hofstadter.
Soy un humilde resonador, un obrero de la constricción (igual a expansión). Elijo el término sin término y transcribo el micro-macro poema semejante al signo del 8, bucle o rizoma del grano de mostaza evangélico.
Después del invento del poema continuo, libro impreso en un rollo de papel de miles de metros, ahora, en la sede del Instituto Cervantes Cinco Columnas de Tiempo, nueva serie de poemas- edificios, representan otra vez la idea de lo ilimitado.
Acción recurrente, otra de las claves: “columnas de columnas”, “construcción de construcciones”. Las columnas de palabras –tiempo– entre las columnas del templo –espacio–. Boda•oda espacial/temporal. Contradicción sin contradicción: con tradición de ciencia, arte, cienciarte.
En tu obra, todo tiende hacia el encaje, hacia la comunión o cópula… en tu reciente exposición Scaligramas (Galería Pelayo 47, Madrid) muestras tus ochogramas, dos gotas de tinta china, una amarilla y otra azul, que forman un ocho y deslizándose por el papel confluyen manifestando lo invisible, el verde esmeralda.
Obedezco: “lo de arriba es semejante a lo de abajo para el cumplimiento de los milagros de la Cosa Una”: CIELOLEUS.
La Alquimia es la piedra angular de tu obra. Imprimes significativamente tus primeros libros en la “Jerusalén Europea”, Toledo.
Así es, en 1974 y 1977 sellé en la cruz vial, la imprenta de Cuatro Calles 2, imagen de la reducción, mis dos primeros poemarios, Geometría del éxtasis, subtitulado razón de ser-pentinas, libro de mística, y SOLUNA, obra de alquimia.
En esa ciudad de los Cuatro Tiempos (más que Tres Culturas), como un cabalista, inicias la ofrenda de tus escrituras criptogramáticas –impresas en rollos de papel semejantes a los libros rabínicos– a la “Conjunción de los Opuestos”: HOMBRE•HEMBRA (Genomatría, 1987) o ANVERSO•REVERSO (UNI•VERSO, 1991).
Sí, estas piezas corresponden al Cántico de la Unidad, mi Códice, un libro de libros. En realidad yo sólo he transcrito un solo libro en mi vida, obra en veintidós entregas.
Publicas en la revista Inventario, dirigida por el filósofo Ignacio Gómez de Liaño, uno de los máximos intérpretes de tu obra, un metapoema, un “poema encarnado”, compuesto únicamente con los nombres de las calles, nombres sagrados, de las imprentas de tus libros publicados a lo largo de veinte años. Libros escritos con tus pies que transitan Toledo, Madrid o ciudades de Mallorca.
Sí, signos-calles que manifiestan la pre•destinación o sincronicidad. “Está escrito”. El poeta, médium, es destinado a una ciudad, a una calle con nombre sagrado para imprimir el poema que, graciosamente, le han descrito•escrito. No hay separación entre palabra y acto, PALABRACTO. Es el Cántico de la Com•unidad: amigos, conocidos, desconocidos, sufragaban la edición. Yo no tuve la fortuna de Juan Ramón, y hube de inventar mi propia Zenobia para hacer ediciones, mejor, expediciones. Libros impublicables por la vía del mercado editorial.
Tu palabra-poema es soporte de meditación o yantra, vocablo sánscrito que significa dispositivo con representaciones geométricas, para ver•leer más allá de la distinción entre sujeto y objeto.
Ver. Sólo ver. Lo ver•bal y lo vis•ual comparten significado, la luz del Génesis.
SUJETOBJETO, escribes en una línea de SOLUNA, “sólo•una•cosa”, experiencia inmediata de la conciencia pura. La segunda edición de esta obra (Madrid, 1993; la primera fue en Toledo, 1977), marca un hecho impresionante: el proyecto SOLUNA, poema reescrito tenazmente a lo largo de 16 años, otro múltiplo del 8. Este trabajo, impreso en pan de oro, se ha podido ver como un icono en la magnífica exposición del Instituto Cervantes “Escrituras en Libertad”.
La escritura, obviamente, siempre ha sido visual. Yo no soy un poeta visual, trabajo con la palabra como pocos. Tampoco soy experimental, me deshago de las experimentaciones (borro pistas) hasta que presento la experiencia. He destruido cientos de folios en el espacio de 16 años para reescribir SOLUNA, poema compuesto de 32 líneas y silencio.
Y a veces, como en CIELOLEUS, obra compuesta con neologismos, con metapoemas: palabras•poemas, palabras•rombos yuxtapuestos que originan otros rombos•poemas hasta el vértigo verbal.
Sí, vértigo verbal•visual. Ver el vértigo, el gozo espiritual.
Las palabras de tus poemas precisan intensos espacios blancos, vacíos, asimilables al silencio….
“Procura que tus palabras sean mejores que el silencio”, dicen que dijo Pitágoras de Samos. Máxima que, máximamente, he seguido en los poe+.
Tu trabajo esboza la Totalidad. Amor por la tradición: libros compuestos a mano, con tipos móviles (a veces imprimes los textos sin tinta, en seco, llegando a la categoría del grabado), y la vanguardia, universo digital, incesantes innovaciones junto a tu culto por lo antiguo, la imprenta de Gutenberg y las nuevas tecnologías…
Ver, sentir la materialidad, la explosión de sentidos, CARNESPÍRITU de la cascada de la escritura.
En cada nueva entrega de tus poemas –tornillos sinfín– vemos otra vuelta de tuerca. La literatura, precisamente, no es tu trabajo.
Poiesis: el mago, crea. El literato, recrea o, como decía John Cage, refritea.
Inicias el ciclo POESÍARQUITECTURA, fusión de lo inmaterial con lo material, en el palacio del Colegio de Arquitectos en Mallorca, 1987, dentro de tu exposición POE+ ESPACIALES con el libro Genomatría, que traza el misterio del genoma a través de dos términos semejantes de perfecta simetría, que organizan el ilimitado hilo: HOMBRE•HEMBRA (libro impreso sobre un rollo de 1.010 metros).
Monumental•mental•tal. PRESENCIA•ESENCIA. MATERIALMA. Es maravilloso el libro impreso en un rollo que, en extensión, se transforma en vía láctea, la “galaxia gutemberg”, que aún respira.
Poemas continuos, desplegados•plegados•legados. Otra ilusión real: el libro de la sola hoja. Una página impresa de 8.000 metros, ocho kilómetros de ritmo encantatorio, peregrinación al santuario de la mente en blanco.
¿Siempre leíste así la realidad…?
El niño que fui, aquel que no se desprendía de la rueda de ocho radios –1947– despidió al joven y presuntuoso poeta, ardiendo todos sus escritos durante años de pasión literaria. Entendí, entonces, que sólo a través de la desapropiación del lenguaje las cosas se manifiestan. A partir de esas cenizas, mi labor de obrero de la constricción consiste en escribir sin pluma, a plomada. “YOTRO/ ORTO/ LIBRESCLAVO. HÁGASE EL POEMA SEGÚN LA PALABRA”.
Investigo como un benedictino en el laboratorio•oratorio•río•o de la Palabra. Para llegar a exponer las deconstrucciones•contrucciones de las Cinco Columnas de Tiempo primero hube de publicar cuatro libros con el nuevo paradigma: Libro de la Palabra de las palabras (1997), El Hilo del Destino, GER•UN•DIOS y S de Amor, 32 Poe+ sinfín (2005).
“Pizarnik”, de la serie TEMPLOS.
“Paz”, de la serie POE+ EDIFICIOS.