21.01.10 - 00:07 - MERCEDES BARRADO TIMÓN BADAJOZ. HOY.es
Este género vive un momento de esplendor con la incorporación de pintores, fotógrafos o diseñadores que lo están transformando .La exposición 'La poesía más viva' muestra en Badajoz 34 obras de poesía visual.'La poesía más viva', el título de la exposición que estos días puede verse en la Biblioteca Regional de Extremadura, en Badajoz, lleva un subtítulo incorporado que dice así: 'Mirar+ver=leer'. Si usted mecaniza este proceso y lo aplica de forma habitual verá al poco que ya no tiene remedio: se habrá convertido en un lector irrecuperable y en un ferviente adicto a la poesía visual. Es lo que les ha pasado en los últimos diez años a muchos aficionados que han hecho evolucionar la poesía visual desde su reducida condición de género de culto a producto demandado para un consumo frecuente.
'La poesía más viva' son 34 poemas visuales elegidos entre los artistas de todo el país que acudieron a la convocatoria hecha por la librería granadina El Arrabal y Cía. Entre ellos están Alejandro Gorafe, César Reglero, Consuelo Vallejo, Francisco Peralto, Juan de Loxa, Luis Casablanca, Mika Murakami, Rafael de Cózar y los extremeños Antonio Gómez y Luis Costillo.
El catálogo de la exposición, editado en un pequeño formato de 11x14 centímetros, lleva una introducción firmada por Fernando Guzmán Simón, que se ha adentrado en la investigación del fenómeno de la poesía visual desde la perspectiva teórica que le proporciona una procedencia que no tiene que ver con la práctica de este género.
En esta introducción, Guzmán Simón, reflexiona sobre los orígenes de la poesía visual; fija algunos rasgos generales de la misma que pasan por la ironía, la parodia y la autoparodia y una mirada escéptica sobre el mundo y establece la infinita variedad de tendencias de este tipo de poesía, tantas como sus practicantes, unos artistas que considera «ajenos al proyecto común de grupo».
Tan sólo hay dos extremeños representados en la exposición: el pintor Luis Costillo, con una especie de reinterpretación filosófica titulada 'The new Zen'y el poeta Antonio Gómez con la pieza'¡Y yo con estos pelos!'. Se trata de un peine cuyas púas se transforman en una especie de disciplinado «corus line» y cuya idea inicial se la dieron a su creador los artistas callejeros de París que hacen perfiles con cartulinas.
Un asunto marginal
Antonio Gómez es una persona muy adecuada para interpretar la evolución que la poesía visual tuvo en las últimas décadas del pasado siglo y sus perspectivas a partir de esta segunda década del siglo XXI. Publicó su primer libro de este genera den 1972 y no duda en calificar de «marginal y a contracorriente» la condición por entonces de la poesía visual.
El poeta dice que hace diez años era impensable atreverse a sugerir que la poesía visual sería hoy estudiada a nivel universitario en su doble condición de literatura y fenómeno relacionado con las Bellas Artes. Su evolución, además, se produce de forma rápida porque la impulsa la imparable incorporación a sus filas de pintores, fotógrafos y diseñadores, gente procedente del mundo de la imagen que se añade sin cesar a la corriente de escritores que la sustentaron en sus primeros años y la transforman de manera continua. Antonio Gómez señala también como un gesto de esperanza en las perspectivas de la poesía visual el hecho de que a su estudio y análisis se hayan incorporado en los últimos tiempos teóricos independientes, ajenos a su práctica.
La poesía visual tiene hoy, según Antonio Gómez «un público no muy amplio, pero sí muy fiel». También, algo inconcebible en los primeros años, existe gente interesada en adquirir los poemas, lo que advierte de la apertura de un incipiente mercado de este arte.
Pero lo que para Antonio Gómez resulta más esperanzador es el hecho de que la poesía visual se haya incorporado a las aulas. La poesía visual es difundida en ellas por artistas que fueron practicantes del género y ahora lo emplean con sus alumnos no de una forma sistemática, pero sí como un mecanismo de transmitir de conocimientos de una manera lógica, como en el caso de Juan Rosco, uno de los creadores de poesía visual más destacados de nuestra región.
Antonio Gómez asegura que Extremadura es un ejemplo a seguir en lo que al incentivo de la poesía visual se refiere y ratifica que no sufren un espejismo los artistas de todo el país que alaban el cuidado que tienen con ella algunas instancias institucionales extremeñas.
Ahí queda la ya larga trayectoria del Premio de Poesía Visual de la Diputación de Badajoz, que además tiene una colección dedicada a su difusión y las publicaciones de este género hechas por la Editora Regional de Extremadura.
Se trata de ejemplos aplaudidos en un sector donde la mayoría de lo publicado son autoediciones que, según Antonio Gómez, se esperan con avidez y que generalmente acaban agotándose, aunque su calidad tampoco sea muy elevada.
Antonio Gómez confiesa que en estos últimos años se ha acostumbrado a dar charlas y talleres en numerosos puntos del país desde donde se le piden detalles sobre la vida actual de la poesía visual. Un ambiente muy distinto del que le ha rodeado estos años de su particular travesía del desierto, hasta el punto de que reconoce que ha dudado en ocasiones si estaría equivocado en su empeño.
El poeta recuerda aquella su primera exposición en Badajoz, en 1980, donde no sólo tuvo que arrostrar el escepticismo de sus propios compañeros sino la irritación de la prensa local que le interpeló sobre la seriedad de su intento. Se acuerda de que tan sólo un jovencísimo periodista, Fernando León, se interesó entonces por su trabajo sin hostilidad.
Por cierto, que Antonio Gómez ha vuelto a publicar poesía, digamos convencional, con el poemario 'Cruce de caminos', ya en el mercado y otro a punto de salir, 'Sumo y sigo', que será presentado en Béjar el mes que viene.