El tiempo avanza, pero también guarda. En esta exposición, Lola López-Cózar nos invita a caminar entre luces quietas, paredes que aún respiran y memorias que se resisten a desaparecer.
Cada imagen es un susurro, un territorio que se abre, una pregunta al silencio.
Con su mirada poética —tejida de fotografía, vídeo y palabra— Lola convierte lo frágil en revelación y lo cotidiano en un eco que perdura.
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